Santa Fe, Sábado 21 de diciembre de 2024
05-07-2020
OPINIÓN via @ElPaisDigitalOK La benevolencia no parece habitar las almas de bonistas, empresarios rapaces, fugadores, evasores y empleadores en negro de nuestra economía. La impresión de que no parece suficiente apelar a ella, para redefinir un orden económico más justo en nuestro país, ya es evidente. https://elpaisdigital.com.ar/contenido/la-benevolencia-del-usurero/27482
En su icónico libro “La Riqueza de las Naciones”, un señor escoces llamado Adam Smith nos decía: “No es de la benevolencia del carnicero de donde obtendremos nuestra cena, sino de su preocupación por sus propios intereses”. Smith descubriría en esa simple oración el sentido pleno y filosófico del capitalismo, el elogio del egoísmo. Reflexión muy aplicable a la Argentina del 2020.
El gobierno de Argentina ha intentado por todos los medios, tanto en la negociación con los acreedores de nuestra deuda externa como en el intercambio con nuestra oligarquía vernácula, la revisión filosófica de este paradigma, próximo a cumplir 250 años de vida. Como se preveía, no lo ha logrado hasta hoy.
Maravillosas solicitadas, éticas apelaciones internacionales y apoyos papales no parecen suficientes para conmover el “alma humana” de los que creen, como Smith, que el egoísmo es una virtud y no un demérito.
En una mirada un poco más profunda, se suele decir incluso que la caída en desgracia de la izquierda ha tenido que ver con no entender que el capitalismo -el elogio del egoísmo-. Es una imagen más realista del hombre que la del socialismo, que tiende a idealizarlo en comportamientos y valores.
Pero nuestra mirada de hoy es sobre la realidad y no sobre lo que debiera ser la realidad.
En este marco se conocieron esta semana distintos estudios monetarios sobre la cotización equivalente de las monedas extranjeras, en relación con nuestra moneda nacional. Uno de ellos, explicitado por un economista que no parece proveniente de la escuela heterodoxa marxista, nos indica que el valor real del dólar en relación con el peso argentino debe calcularse con su valor de noviembre 2015 más inflación.
Esa cuenta de Carlos Melconián nos indica que el dólar debiese valer 43 pesos. Entonces ¿qué es la diferencia entre 43 y 70 pesos? Esos 27 pesos por dólar. Eso es nada más y nada menos que la transferencia de ingresos y poder adquisitivo que los trabajadores de ingresos fijos hicieron a favor de los exportadores y las energéticas. El Hood Robín del macrismo, que permanece inalterable en junio 2020.
Con el dólar a 43 pesos los sectores dolarizados de la economía argentina tendrían ingresos y competitividad semejantes a 2015, y los trabajadores mantendrían ingresos, en términos internacionales, parecidos a los de entonces. Esos 27 pesos por dólar podrían ser el aporte de los beneficiarios del macrismo ante la crisis que atraviesa nuestro país ante el Covid-19. Por el momento no parece más que una ilusión.
Esta cotización actual de la moneda estadounidense también impacta sobre nuestra deuda. No es lo mismo tener que recaudar 43 pesos por dólar para cancelar deuda externa, que tener que recaudar 70, y mucho más difícil aun es afrontar un mercado paralelo con un valor por encima de los 100 pesos por dólar, incentivado por los bancos que decidieron “pasarse” a dólar y fugar los dineros que el Gobierno les entregara para sostener la actividad económica con créditos a “tasa cero”. Hoy es más fácil detectar esos fondos en Bancos de Wall Street, que en las Pymes del conurbano bonaerense. No por nada entre los “quebrados” de la pandemia hay empresas, comercios, familias y personas, pero no Bancos, que siguen actuando con la impunidad que les otorga la inacción regulatoria.
También volvió a circular estos días, un estudio comparativo de la Unión Industrial Argentina, sobre datos del FMI del 4 de junio último. Allí se puede observar un análisis comparado de las inversiones de los Estados, para sobrellevar la crisis económica y social, profundizada por la pandemia de Covid-19.
Ese ranking lo encabeza Alemania -con quien no podemos compararnos- con una inversión estimada del 32 % de su PIB para atender la emergencia económica social producida por el Covid-19. Le siguen Italia con el 29,6% de su PIB destinado al relanzamiento de su economía, USA con el 28%, Japón con el 21%, y Francia con el 19%. En nuestra región aparecen Perú con un 15% de inversión de su PIB, Brasil con el 10%, Chile con el 6,7%, y Argentina con un escueto 5% de su PIB, destinado a la atención de la emergencia socio-económica, del COVID-19.
La acuciante situación económica de nuestro país, no pareciera poder contenerse con una inversión tan magra, pero también es cierto que las arcas estatales están exhaustas, después del desastre macrista y de una renegociación de la deuda externa en sede extranjera muy extensa, donde la benevolencia de los usureros, considerada inicialmente como insumo de la negociación, no parece hoy un dato a considerar.
Nuestro país atraviesa momentos excepcionales que merecen situaciones excepcionales. Si entendemos como Smith, que el egoísmo es la máxima virtud capitalista, no bastará con un sermón de la montaña, buscando solidaridades de nuestra “burguesía offshore”. El episodio Vicentin es muestra suficiente.
La voluntad de la solidaridad capitalista, sobre todo en lo referido a las finanzas, siempre está mejor incentivada, con fuertes legislaciones y controles, que hagan cierta y obligatoria esa voluntad solidaria.
Esta semana se cumplió un nuevo aniversario de la muerte de Juan Domingo Perón, el argentino más importante del siglo XX. Perón entendía a Adam Smith y por eso solía decir: “Cuando se nos habla de economía libre, de libre empresa, de libertad de comercio no son sino creaciones insidiosas para evitar que los países se defiendan, para penetrarlos y explotarlos. La economía no es ni ha sido nunca libre: o se la dirige y controla desde el Estado en beneficio del Pueblo o la manejan los grandes monopolios en perjuicio de la Nación”.
La candidez de pensar que el problema es de comunicación y no de poder no se resolverá en charlas “cara a cara” con los dueños de la Argentina para conmoverlos.
El carnicero de Adam Smith no tiene “benevolencia”, los tenedores de bonos de la deuda y el círculo rojo de Argentina, que ha sido responsable de las desgracias de nuestro país y nunca promotor de sus mejoras, tampoco. Ya sería hora de que lo entendamos y actuemos en consecuencia.