Santa Fe, Lunes 30 de diciembre de 2024
28-02-2021
Bolivia y los Desafíos del 7 de Marzo
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El Estado Plurinacional de Bolivia tendrá elecciones subnacionales que complementaran a las que dieron origen al nuevo Gobierno Plurinacional y a la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional electas el ultimo 28 de octubre de 2020, donde se impusiera claramente el MAS-IPSP consagrando presidente a Luis Arce con el 55 por ciento de los votos en apoyo a su candidatura
Esas elecciones que se llevarán a cabo el 7 de marzo de 2021 elegirán a las principales autoridades ejecutivas y legislativas de los nueve departamentos en que se divide el país. Gobernaciones y asambleas departamentales tendrán nuevos habitantes, al igual que 337 municipios y sus concejos locales. Pese a algunos fuertes cruces internos, el MAS-IPSP se mantiene como la única organización política con representación en todos los municipios de Bolivia.
Estructura Subnacional
En el ámbito departamental, los gobernadores son elegidos por circunscripción departamental. En el caso de que ningún candidato para la gobernación alcance más del 50 por ciento de los votos válidamente emitidos; o un mínimo del 40 por ciento, con una diferencia del 10 por ciento frente a la segunda candidatura más votada se realizará una segunda vuelta electoral. En los departamentos de Pando, Santa Cruz y Tarija, se elige además a un vicegobernador, mientras que, en el departamento del Beni, se eligen a 8 subgobernadores. En el departamento de Tarija, existe un caso especial, el de la elección de ejecutivos regionales para la provincia del Gran Chaco.
Las Asambleas Departamentales elegirán sus miembros según circunscripción departamental uninominal, plurinominal y especial, variando su composición en cada departamento, con bancas distribuidas de modo proporcional.
Para el caso de la Asamblea Regional se elegirán según circunscripción departamental uninominal, plurinominal y especial.
En cada departamento se asignan bancas plurinominales a través del sistema proporcional. En cada circunscripción uninominal se elegirá su representante por simple mayoría de sufragio, en caso de empate se realizará una segunda ronda. En las bancas especiales será por simple mayoría de votos válidos.
En el ámbito municipal, los Alcaldes y Alcaldesas son elegidos por circunscripción municipal. Esta autoridad se elige por simple mayoría de sufragio, y no existe requisito de segunda vuelta.
Para los Concejos Municipales, se elegirán según circunscripción municipal plurinominal a través del sistema proporcional. La cantidad de miembros de un Concejo varía según el municipio. Aquellos que son capitales de Departamento se componen de 11 integrantes, las ciudades intermedias están compuestas por 9 y/o 7, y finalmente los municipios de provincias se componen de 5 integrantes.
Según el régimen autonómico, el nivel subnacional de gobiernos constituye la estructura vertical de organización del Estado y desde el surgimiento de la fuerza liderada por Evo Morales su composición viene adquiriendo una creciente relevancia política e institucional.
Estas instancias, heredadas de la descentralización municipal cuyo antecedente data de la década de 1990, han ido creciendo por la implementación del nuevo régimen autonómico establecido por la Constitución Política del Estado (CPE) aprobada en 2009 a instancias del Gobierno de Evo Morales y Álvaro Gracia Linera.
La descentralización y la reorganización territorial del poder impulsada por el MAS-IPSP acompañaron y profundizaron la configuración de los sistemas políticos ya no solo en el nivel plurinacional sino también en el nivel subnacional, departamental y municipal.
Las elecciones subnacionales del 7 de marzo serán las segundas bajo el nuevo régimen autonómico. Su importancia no radica tan solo en la consolidación institucional de las autonomías, sino en que son parte de una serie de acciones que, en el fondo, buscan resolver la crisis política provocada por el golpe de estado contra Evo Morales de noviembre de 2019.
Asimismo, al igual que los comicios generales, las elecciones subnacionales se realizarán en el contexto de la crisis sanitaria de la pandemia del covid-19 que aún azota fuertemente a Bolivia, que también afronta el desastre económico-social-productivo que dejo el paso del gobierno de facto de Jeanine Añez-Arturo Murillo.
Por todo esto, estas elecciones son consideradas como el segundo e importante momento político-electoral en el que, a través de la participación y el voto, se buscará encaminar y cerrar la ya larga crisis política que arrastra el país producto del golpe de estado organizado por la OEA, en noviembre de 2019.
Plurinacionales y Subnacionales
Son menos las semejanzas que las diferencias de las elecciones subnacionales bolivianas en relación con el triunfo del MAS-IPSP de noviembre 2020.
En aquellos días de octubre de 2020 el contexto político marcaba una alta polarización entre los partidarios del MAS-IPSP y la oposición golpista que ostentaba el poder del gobierno de facto. En una situación homologable a la Argentina donde la dicotomía peronismo-antiperonismo ocupa todo el debate político, en Bolivia el apoyo al MAS-IPSP o su rechazo virulento marcaron todo el proceso preelectoral.
En las elecciones que se avecinan la situación parece diferente. La para muchos sorpresiva victoria en primera vuelta del binomio de Luis Arce y David Choquehuanca, marco un respaldo popular abrumador en relación con las dos principales fuerzas opositoras. Comunidad Ciudadana (CC), del expresidente Carlos Mesa, que obtuvo el 29 por ciento de los votos y Creemos, del cruceño Luis Fernando Camacho, quien a pesar de conducir la movilización político militar golpista de la derecha boliviana solo logro un 14 por ciento de los votos. Toda la oposición al MAS-IPSP no logro conmover la base de apoyo popular que le otorgo un contundente triunfo en primera vuelta al presidente Luis Arce.
Las dos figuras más importantes de la oposición a Evo Morales, Mesa y Camacho, aun con distintos roles en el golpe de estado de noviembre 2019 fueron claramente repudiados por el pueblo boliviano.
Por otro lado, y por primera vez, el éxito electoral del MAS-IPSP, aun con Evo Morales proscripto, reconfirmó su importancia estratégica en el mapa político boliviano.
Un dato elocuente que confirma este repudio es el cambio de estrategia de parte de la oposición al MAS-IPSP que modifico su estrategia de polarización con el oficialismo boliviano y hoy transita por agendas menos violentas y agresivas, en condiciones de mucho mayor fragmentación.
Personajes como Arturo Murillo aparecen en la actualidad con roles insignificantes en el actual proceso político. La propia Jeanine Áñez hoy transmite un discurso “regionalista” como candidata a Gobernadora del Departamento del Beni.
El MAS-IPSP obtuvo en noviembre 2020 su triunfo más resonante, sin su líder y sin el aparato estatal a su favor. Los méritos de la fuerza de Evo Morales son muchos y las incapacidades de una derecha boliviana que ni siquiera entiende al país que pretende gobernara, infinitos.
Después de las elecciones nacionales, se ha producido una revaloración de la democracia de parte del pueblo boliviano y de la militancia del MAS-IPSP que genera una búsqueda de mayor participación y renovación de cuadros medios del MAS-IPSP y de sus candidatos subnacionales, lo que motivo fuertes debates internos y una fractura en el bastión de El Alto, la ciudad lindera de La Paz, Capital Política del MAS-IPSP. Anteriormente tanto en Potosí como en Santa Cruz se habían dado escenarios de mucha tensión en la elección de los candidatos del MAS-IPSP. La ciudad de El Alto termino en fractura, donde la ex presidenta del senado boliviano, la trabajadora social Eva Copa decidió presentar su candidatura a Alcaldesa en representación de una nueva fuerza política: “Jallalla El Alto”. La imposibilidad de hacerlo en representación del MAS-IPSP derivo en esta muy indeseable situación política para el oficialismo boliviano. Las encuestas que se conocen indican un gran apoyo a la candidatura de Copa. Si finalmente es electa Alcaldesa de El Alto el gobierno de Arce-Choquehuanca deberá acelerar un proceso de sutura para que esa fractura no se extienda al resto del país.
El escenario que culmino en el triunfo del MAS-IPSP en las elecciones de octubre 2020 dejo otra certeza. El movimiento popular boliviano reconoce el liderazgo de Evo Morales, pero la política y la elección de los referentes del MAS-IPSP ya no puede ser desde arriba hacia abajo. Esa mecánica política se ha invertido y al parecer seguirá profundizándose. La fractura de El Alto parece más síntoma que decisión aislada.
Desde incluso mucho antes de la cumbre de los pueblos contra el ALCA de noviembre de 2005 en Mar del Plata, donde Evo Morales se asomó a la consideración internacional, su conducción marco los tiempos del movimiento popular boliviano. Hoy esa situación parece condición necesaria pero no suficiente para asegurar la supervivencia y la gobernabilidad de Arce-Choquehuanca.
Desde los albores del siglo XXI Evo gestiono con eficacia, solvencia y mano firme la articulación nacional-popular. Aun por estos días y a pesar de lo que señalamos más arriba, Evo sigue siendo el presidente del MAS-IPSP y el actor central para la cohesión de las organizaciones campesinas y populares, donde no hay un líder sustituto que ocupe su actual referencialidad.
Con la vuelta a Bolivia de Evo, se reactivó el accionar del bloque de poder que tradicionalmente el condujo. Las presidencias en el Senado boliviano de Andrónico Rodríguez y de Freddy Mamani Laura en la Cámara de Diputados, dan cuenta de ello.
En pocos días de gestión el gobierno del MAS-IPSP produjo un giro de 180 grados sobre las acciones del gobierno anterior. El Banco Central de Bolivia dio a conocer la devolución del crédito que había sido gestionado ante el FMI, según el gobierno de facto, para la lucha contra el Covid-19. “El BCB como agente financiero del gobierno, en defensa de la soberanía económica del país y luego de realizar las gestiones administrativas necesarias ante el acreedor, efectuó el pago total de 351,5 millones de dólares estadounidenses”, señaló el organismo en un comunicado. Se trata de la suma de los 327,2 millones acordados y otros 24,3 millones, en concepto de variación cambiaria, intereses y comisiones.
La otra medida de gran importancia fue la decisión de la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia, de aprobar una amnistía por persecución política ilegal para cerca de mil militantes sociales y políticos de Bolivia, perseguidos por el Gobierno de facto de Añez-Murillo.
Las candidaturas más visibles
En lo que respecta a las más relevantes candidaturas subnacionales se puede observar que la expresidenta del Senado Adriana Salvatierra irá por la alcaldía de Santa Cruz en representación del MAS-IPSP y lo mismo en La Paz hará el exgerente de la Empresa Estatal Mi Teleférico, César Dockweiler.
Como dijéramos, la también expresidenta del Senado Eva Copa , que rompió con el MAS-IPSP buscará la alcaldía de El Alto con su formación “Jallalla El Alto”.
La oposición de derecha, nuevamente fragmentada, solo alcanzo algunas alianzas locales que tendrán a la expresidenta de facto Jeanine Áñez como candidata a Gobernadora del Beni, en los llanos amazónicos bolivianos y al líder del golpe de noviembre de 2019, Luis Fernando Camacho como candidato a gobernador de Santa Cruz.
La debilidad de la derecha parece indicar que los principales desafíos del MAS-IPSP estarán en su necesidad de procesar en unidad esta nueva situación de discusión interna y en la de generar una gestión que disminuya el daño producido por el gobierno de facto a la comunidad, a la economía y al futuro de bolivianos y bolivianas.