24-06-2016
Brexit
Ante tanta confusión, es humildemente necesario aportar una visión sobre lo sucedido ayer en el referendo británico donde se decidía la permanencia o no en la Unión Europea
El neoliberalismo global creyó y cree que ha terminado la historia y que solo hay un camino posible, para la organización de las sociedades y los países, en el Siglo XXI. Su vocación incesante por promover la globalización financiera y la precarización laboral, como políticas de “beneficio y equilibrio” ha sufrido ayer un golpe brutal que no debe ser interpretado como un aval a la ultraderecha, sino como el hartazgo de muchos sectores populares del Reino Unido, que llevan esperando años, por una mejora de su condición de vida que nunca llegó. Sectores que observan con tristeza una integración que solo ha aportado beneficios a los sectores financieros y sus espacios de influencia y casi ninguna mejora a las clases populares europeas en los últimos 5 años, sumando a este infortunio, la creciente xenofobia en el continente, alimentada por esa desigualdad.
La convicción extendida en buena parte de los países europeos, es que el fundamentalismo neoliberal que hoy alimenta las políticas del Banco Central Europeo, y de la propia Unión, expulsa a muchos sectores populares beneficiarios del otrora Estado de Bienestar de posguerra, a un presente de ajuste, y un futuro de incertidumbre. Convencidos de esa triste conclusión, nunca observada en los últimos 40 años de historia europea, muchos trabajadores europeos de hoy, presumen que su hijos vivirán peor que ellos en lo inmediato, con un futuro por demás incierto.
Con una izquierda nominal, que solo explica la inexorabilidad del ajuste eterno, mostrando un nivel de patetismo que encabeza sin ruborizarse el gobierno supuestamente socialista de Francia, los trabajadores y sus familias “salen” de las representaciones partidarias tradicionales, y buscan elementos para defenderse de la globalización financiera que solo esparce precarización laboral y desigualdad. Buscan así casi con desesperación política, herramientas que le permitan oponerse a ese destino indeseado. El Brexit ha ocupado ese rol, claramente de voto anti sistema, mucho mas allá de la simplificación de su complejidad que pretende el análisis de la derecha europea, descalificando cualquier otra opción de desarrollo que no sea la subordinación al capital financiero global.
Como pueden y con las herramientas que tienen, los pueblos se defienden de esta globalización expulsiva, que solo concentra riqueza y produce desigualdad. Intentar entender esta realidad, es vital para todos los sectores que defienden sociedades más justas y un mundo más igualitario y democrático.
En Argentina este debate está también sumamente presente. Los sectores opositores, que solo ven en la ayuda al macrismo el único camino político de la etapa, parecieran no tener en claro lo que realmente sucede, con una restauración neoliberal salvaje, que retrotrae imagenes fantasmales de un pasado no tan lejano, donde no habia futuro para los mas vulnerables.
Sin embargo, el futuro de Macri en el mediano plazo, se asemeja mucho al de David Cameron, con quien no solo coincide en su vocación por las cuentas en paraísos fiscales, las empresas offshore y la evasión fiscal, sino también en una mirada de una sola vía, que concibe a las sociedades democráticas modernas, como un lugar donde el incremento de la riqueza de los que más tienen, producirá por filantropía voluntaria, también llamada derrame, un mejoramiento de la realidad cotidiana y futura de los que menos tienen.
Las políticas neoliberales, no han producido inclusión social y mejoramiento de la igualdad de oportunidades en ningún lugar del mundo y los pueblos empiezan a resistir esa política con las herramientas que tienen a la mano, ante la crisis de representatividad de un sistema de partidos, que se ha venido preocupando casi en forma exclusiva por la reproducción de sus propias burocracias.
La penosa situación de aliado minoritario y furgón de cola de la derecha europea, que han venido protagonizando y protagonizan los partidos socialistas europeos, es un horrible espejo, donde puede verse el rol que les aguarda en Argentina, a las fuerzas políticas opositoras que no tengan vocación de resistir la globalización financiera en marcha, que acompaña con fervor el gobierno del Ingeniero Macri.
La contradicción política principal que hoy se expresa en el debate internacional, refiere a si el poder financiero globalizado ordena las democracias y los países, o si esa tarea está a cargo de los pueblos, la política y los estados nacionales. Ese es el debate real, lo demás es solo metodología y hojarasca. La agenda de Kirchner, Lula y Chávez, está más vigente que nunca. Hay que organizarse y tratar de representar política y socialmente esa agenda. Aunque hoy estemos retraidos por corruptos como López, las condiciones objetivas globales favorecen nuestra lucha nacional y popular, porque la injusticia y la arbitrariedad del poder financiero internacional resultan inocultables.