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MARCELO BRIGNONI

01-07-2019

UE-MERCOSUR. Un anuncio publicitario, que no se concretara en la realidad

El día viernes 28 de junio de 2019 desde Bruselas, se anunció un “Acuerdo Estratégico” entre la Unión Europea y el MERCOSUR, que es solo eso, un anuncio publicitario, un gesto de los gobiernos de la Unión Europea, que usando al MERCOSUR, intentan una renegociación de su relación comercial con USA

El “industricidio” llevado adelante por el Gobierno de Cambiemos en Argentina, intenta con esta teatralización, llevar una falsa esperanza a aquellos sectores de la economía, que el Gobierno considera que aún le son fieles políticamente: los productores de materias primas de la Pampa Húmeda y de las Economías Regionales.
 
Intentando reeditar los debates de 2008, cuando surgiera la “crisis de la Resolución 125”, Cambiemos decide plegarse a esta desesperada jugada de la Unión Europea, creyendo seducir a los actores económicos del “campo” y esperando una oposición tenaz del Frente de Todos al anuncio, para reflotar aquellos bloques de alineamiento político. 
 
Es importante señalar que analizar el texto de un anuncio publicitario como el de ayer, carece de rigor para intentar consideraciones sobre su contenido, el que solo podremos discutir, en caso de que exista formalmente dicho texto alguna vez, cosa que aún no ha sucedido.
 
Este intento de utilización electoral de parte del Gobierno de Cambiemos tropieza con algunas certezas que desvirtúan su carácter de “buena noticia” por inconsistencia manifiesta.
 
El primero de ellos, es que la Unión Europea atraviesa una etapa de decadencia visible. Con la consolidación del Brexit británico, y el auge de movimientos antieuropeos en Francia e Italia, Alemania, principal impulsor de este acuerdo, busca con el anuncio reconstruir una estrategia de relanzamiento de un bloque, que parece más cerca del naufragio que de la costa.
 
Cuando decimos esto, es necesario observar con más precisión de que hablamos cuando hablamos de la necesidad de Alemania de impulsar este escenario.
 
La industria química alemana ha hecho una inversión varias veces millonaria en la compra de patentes de agroquímicos y semillas de origen estadounidense, destinados al modelo productivo de los cereales transgénicos, en la expectativa de seguir ocupando el mercado estadounidense y de mantener su hegemonía comercial en Australia, Brasil y Argentina, las grandes praderas productivas de este tipo de cereales.
 
Sin embargo, la creciente ola de juicios que ha sufrido dicha empresa por ataques a la salubridad, con indemnizaciones millonarias sobre todo en el propio Estados Unidos, le augura en el mediano plazo a la industria del paquete tecnológico transgénico de origen alemán, un futuro parecido al de la industria tabacalera. Ya que a este presente hay que sumar una trabajosa prorroga obtenida en la Unión Europea que solo permitirá la utilización de glifosato en su territorio hasta diciembre de 2022, y aparición de nuevas y poderosas competencias en el sector, de empresas agroquímicas de origen ruso.
 
Por otra parte, la decisión del Gobierno de Donald Trump de equilibrar su balanza comercial con la Unión Europea, desfavorable para Estados Unidos en alrededor de cien mil millones de dólares anuales, anunciada para 2021, hace que los mercados a futuro de la Unión Europa parezcan encogerse de modo abrupto, sobre todo para Alemania que obtiene el 42 de su PIB por exportaciones, con Estados Unidos y Europa del Este como sus mercados principales. Seis de las principales empresas de Alemania son automotrices y su principal mercado es el de Estados Unidos. El retiro político de la canciller Ángela Merkel, ahonda aún más esta incertidumbre.
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Vale la pena notar a su vez, que Bruno Le Maire, actual y poderoso Ministro de Economía y Finanzas del Gobierno Francés de Emmanuel Macron, y tenaz opositor de la flexibilización de la entrada de productos agropecuarios del MERCOSUR a la Unión Europea, cuando se desempeñara como Ministro de Alimentación, Agricultura y Pesca de su país desde 2009 a 2012, ha permanecido en un segundo plano, igual que Donald Tusk, quien al igual que Bruno Le Maire fue un opositor tenaz al acuerdo UE Mercosur cuando ejerció como primer ministro de Polonia, y hoy es nada más y nada menos que el Presidente del Consejo Europeo. Esta observación permite suponer que el futuro “institucional” de que este anuncio se convierta en acuerdo formal, por parte de la Unión Europea, no parece muy cercano. 
 
El momento del anuncio de Bruselas tampoco es casual, y se lleva a cabo mientras se desarrolla una reunión del G20 en Japón, próximo país anfitrión de la reunión de mandatarios del Grupo. Parece perseguir, de parte de Alemania, con un acompañamiento no muy entusiasta de lo que queda de la Unión Europea, el intento por frenar la decisión estadounidense de cerrar 2021 con balanza comercial igualitaria con la Unión Europea, la que desde ayer, intenta transmitir a sus propias empresas y a la diplomacia americana que “hay otros mercados” para Europa, si se cierra finalmente el de Estados Unidos.
 
Párrafo aparte merece la actuación de los gobiernos de Mauricio Macri y Jair Bolsonaro, tal vez los peores presidentes surgidos de procesos electorales, de la historia de nuestros países. 
 
En ambos casos, desconocen la materia que está en debate, y en el caso particular del Presidente Macri, esto se agrava al prometer un futuro venturoso de ingreso de productos primarios a la Unión Europea, lo que no está explicitado en ningún lugar, como tampoco la eliminación progresiva de las barreras arancelarias y paraarancelarias que la Unión Europea ha utilizado todos estos años, para impedir el acceso de todo tipo de exportaciones de nuestra región a sus mercados, ya sean de carácter primarias o manufacturadas.
 
No debiéramos oponemos a un acuerdo comercial con la Unión Europea, que contemple la integración virtuosa y complementaria de nuestros mercados y productos, con trabajo decente, derechos laborales explícitos para los trabajadores y trabajadoras de ambos lados del Océano Atlántico y con un compromiso estatal y empresarial del cuidado del medio ambiente.
 
Pero es de absoluta sensatez oponerse a la farsa del anuncio del 28 de junio de 2019, que claramente parece otra escenografía de campaña del gobierno de Cambiemos, que pretende ilusionar con un nuevo engaño a nuestros productores de materias primas, que intentan volver a ser llevados de sus narices, a defender intereses que no son los suyos.
 
El anuncio del gobierno argentino, tampoco advierte a la opinión pública que el mismo no tiene texto formal, y que de tenerlo necesitara de la aprobación de los cuatro parlamentos nacionales del Mercosur, y del Parlamento Europeo.
 
Por el momento no habrá una manzana más, ni un kilo de carne más del MERCOSUR en los puertos europeos, y queda claro que la discusión no es entre “industrialistas” y “primarizadores”, es entre gente seria e irresponsables.