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MARCELO BRIGNONI

09-08-2020

La Debilidad de Trump, una oportunidad

OPINIÓN via @ElPaisDigitalOK Termina la semana con nubarrones que siguen presentes sobre nuestra economía, pero con tres buenas noticias que alientan el optimismo

Termina la semana con nubarrones que siguen presentes sobre nuestra economía, pero con tres buenas noticias que alientan el optimismo. La reestructuración de la deuda externa con privados en sede extranjera, la suscripción por parte del Banco Central (BCRA) de la renovación de sus acuerdos de swap de monedas con el Banco de la República Popular de China (PBC), por unos 18.500 millones de dólares, con una vigencia de 3 años, se suman a la debacle manifiesta de la estrategia del Departamento del Tesoro de Estados Unidos de imponer unilateralmente autoridades y criterios, para el próximo periodo del Banco Interamericano de Desarrollo, luego de que se haya ido el colombiano Luis Alberto Moreno.
 
Cuando todo hacía suponer que Larry Fint y Black Rock acatarían la estrategia de mano dura, impulsada por el Departamento de Estado, para imponerle a la República Argentina el mismo formato de sumisión-negociación utilizado en Ecuador, el agente fiduciario de la Fed americana decidió su propio camino. La impresión generalizada que empieza a rondar los Estados Unidos habla de la debacle que se avecina sobre Donald Trump en las próximas elecciones, lo que motiva cambios de comportamientos poco previsibles hace apenas un mes.
 
Aquel viejo apotegma de la política autóctona, de que “mejor que haber estado en el poder es seguir estando” parece que también es un concepto popular en la patria de Lincoln.
 
En la otra vereda está la República Popular China, que pretende avanzar en Sudamérica en su disputa global de hegemonía con Estados Unidos. En ese marco se inscribe su decisión de renovar el swap de más de 18 mil millones de dólares hasta el fin del mandato del Frente de Todos. Vale aclarar que un swap, o permuta financiera, es un contrato por el cual dos partes se comprometen a intercambiar una serie de cantidades de dinero en fechas futuras. No es un préstamo para que Argentina disponga libremente. Es el compromiso de la República Popular China de hacer inversiones futuras e intercambios de bienes y servicios por un monto de hasta ese valor, de aquí a los próximos tres años. De todos modos, es una buena noticia que en ningún caso debe ser considerada con ingenuidad.
 
La disputa entre Estados Unidos y China ha pasado de la vieja hipótesis de competencia y colaboración como forma prevaleciente a este escenario de disputa frontal por mercados, materias primas e influencia geopolítica. En esa disputa, Argentina con autonomía y astucia política, puede beneficiarse de buenas oportunidades.
 
Las inversiones logísticas para los necesarios corredores bioceánicos que promueve nuestro país debieran estar contempladas en estos diálogos con el gigante del Este. El Importante Seminario Internacional que el Parlamento del Mercosur organiza el próximo 24 de agosto sobre las conexiones bioceánicas sudamericanas, con todos los países involucrados en el debate, va en esa dirección.
 
La semana cerró con dos comunicados oficiales de las cancillerías chilena y mexicana, pidiendo la postergación de la elección de las nuevas autoridades del BID, lo que en lenguaje diplomático significa el no respaldo a la candidatura del locuaz Mauricio Claver Carone, promovido por el Gobierno de Donald Trump.
 
Es mucho más relevante desde el punto de vista político el pronunciamiento de Piñera, siempre muy alineado con Estados Unidos, que a esta altura no es lo mismo que alineado con Trump. Piñera aún recuerda amargamente el papelón histórico que hizo en Colombia en aquel mamarracho internacional del 22 de febrero de 2019, organizado por el gobierno de Donald Trump para el “ingreso triunfal” de Juan Guaidó al Gobierno de Venezuela, con recital incluido.
 
Si bien es cierto que el BID ha sido y será, al decir de algunos lucidos pensadores argentinos, “la tesorería de la Doctrina Monroe”, la posibilidad de que en la misma semana nuestro país construya dos acuerdos trascendentes con los bonistas y con el Banco de la República Popular de China (PBC), sin el aval del gobierno estadounidense y que pueda pensar en una nueva negociación de cupos de inversión y cronograma de pagos con el BID, no es poca cosa.
 
Esta semana mostró un crecimiento de RESULTADOS visibles de la política exterior financiera del gobierno, que acompañó un deterioro notable del poder de Donald Trump, y por todo ello, una oportunidad. En tiempos de pandemia, nadie es un hegemon invencible, y esa inestabilidad internacional debe ser aprovechada por nuestro país.
 
Argentina debe pivotear en acuerdos sólidos y estables con las tres potencias, Estados Unidos, China y Rusia, desde nuestros propios intereses y no apareciendo como receptor de estrategias ajenas, de dudoso beneficio para nuestro país. Aquello tan importante de la autonomía en el escenario internacional es hoy más necesario que nunca.
 
Argentina enfrenta el desafío de la disputa de poder entre Estados Unidos y China en nuestro continente. Manejar esa relación en un espacio cada vez más conflictivo va a requerir de mucha política exterior, lo que va mucho más allá de pensar al Estado Argentino como un trader exportador.
 
El derecho internacional es hoy una pieza de museo, el multilateralismo es un dispositivo testimonial y nuestro regionalismo fragmentado debe ser reconstruido.
 
Ese mundo hostil le espera a nuestro país. Un mundo de acechanzas, pero también de oportunidades.