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MARCELO BRIGNONI

17-06-2021

Biden – Putin, la Estabilidad Estratégica y el Punto Final a la Ilusión Unipolar

por Marcelo Brignoni, especial para Nodal

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Transcurridas unas horas de la Cumbre Bilateral que albergara a las delegaciones estadounidense y rusa, en el majestuoso Parque y Villa La Grange, a orillas del Lago Leman, en la cosmopolita Ginebra, las presunciones y las especulaciones parecen emerger ante la escasez de certezas.
 
En medios de elecciones en Perú, México y Chile, con un nuevo intento desestabilizador estadounidense en marcha en Nicaragua, y con un desborde represivo en Colombia, la Cumbre también fue mirada con atención desde aquí, en virtud de que el debilitamiento de la posibilidad de injerencia del Departamento de Estado en nuestros países, en ningún caso pareciera una mala noticia para los pueblos de la Región.
 
La primera mirada a lo previo nos indica también varios factores de riesgo para los intereses del país gendarme ubicado en América del Norte. La decisión de Guy Parmelin, solo recepcionista de la cumbre, de mantener una reunión previa a pedido de su homólogo estadounidense, sin saber si la tendría con su par ruso, indica un error de abordaje de la cancillería suiza, y también del Departamento de Estado, inviabilizando en los hechos, la tradicional y beneficiosa neutralidad histórica suiza, argumento valioso para la explicación del lugar elegido.
 
A su vez, los resultados previos del paso de Joe Biden por la reunión del G7 desarrollada días atrás en Cornualles, a orillas del Mar del Norte en el suroeste de Inglaterra, no pasaron de lo anecdótico. La presencia estelar del naturalista británico David Attenborough, le dio un toque naif a los anunciados planes conjuntos para afrontar el cambio climático y desarrollar una economía global más sostenible tras la pandemia, situación poco creíble en un continente como Europa, dependiente en términos energéticos y comerciales de terceros países, y proclive a llevar su basura a otros lugares del mundo.
 
La pandemia demostró que la vieja Europa ya no produce entre otras cosas ni barbijos, ni jeringas, ni insumos médicos, áreas en las que depende en forma casi absoluta de la provisión de la República Popular China, a la que extrañamente decidió cuestionar a pedido de Biden, incluyendo menciones, en el documento final de la cumbre, a las supuestas vulneraciones de DDHH en la provincia de Xinjiang o elogios a la pretendida autonomía de Hong Kong o Taiwan.
 
Ante la furibunda y rápida respuesta de la cancillería china a cargo del experimentado Wang Yi , en el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular China desde el año 2013, acusando al G7 de “manipulación” y de ser “un pequeño grupo de países que no puede decidir las políticas globales”, el silencio se apoderó de Bruselas.
 
A su vez  dentro del propio G7, a la decisión de Alemania de ratificar su acuerdo energético con la Federación Rusa, gasoducto Nord Stream mediante, se suma la idea de Francia, tercera potencia mundial nuclear global, de confirmar su vocación de explorar una fuerza militar común europea sin Reino Unido, que ya no está en Europa y sin Estados Unidos, lo que pone a la OTAN en peligro de supervivencia.
 
Por otra parte, habría irritado al Departamento de Estado, el pedido de la delegación Italiana y de su Canciller Luigi Di Maio reclamando un esfuerzo financiero estadounidense asemejable a un segundo Plan Marshall post Pandemia, para ratificar su alineamiento con Estados Unidos. También fue una mala noticia para Biden, la información brindada por el nuevo premier japonés Yoshihide Suga, bastante más nacionalista que su antecesor Shinzō Abe, anunciando la construcción de un mega astillero conjunto japonés ruso en la Península de Kamchatka.
 
La rotura del alto el fuego en Gaza y el nuevo bombardeo a ese territorio del recientemente asumido nuevo gobierno israelí, apoyado por Estados Unidos y  liderado por el ultra derechista Naftali Bennett también sumó un dolor de cabeza extra para Biden, con dificultades para explicar el “comportamiento autónomo” de sus aliados.
 
Se generaliza la opinión acerca de las dificultades de parte de Estados Unidos para asumir compromisos reales, balbuceando cada vez más intensamente amenazas incumplibles y falta de certezas y control sobre su zona de influencia geopolítica. La continuidad de Nicolás Maduro en Venezuela, la reelección de Bashar Háfez al-Ássad  como presidente de la República Árabe Siria, y la consolidación de la ruta petrolera entre Teherán y Caracas son solo muestras de esta impotencia explicita.
 
Después de una Jornada de Trabajo que duro casi cuatro horas, bastante para una cumbre de este tipo, con un primer momento cara a cara entre ambos, Joe Biden y Vladimir Putin tuvieron una reunión de ellos mismos junto a sus cancilleres Anthony Blinken y Sergei Lavrov y posteriormente una mesa de trabajo, papel y lápiz mediante entre ambas delegaciones, pese a lo cual no hubo conferencia de prensa conjunta.
 
A primera mirada aparece como un error manifiesto la decisión de Estados Unidos de negarse a ello, agravado por el hecho de impedir la presencia de medios de comunicación rusos en la atención a la prensa de  parte del Presidente Biden, quien termino en una discusión final, muy irritado y en mangas de camisa, polemizando duramente con la periodista de CNN Kaitlan Collins, que le recrimino el dominio escénico y de la agenda bilateral de la reunión, por parte de Vladimir Putin y la delegación rusa.
 
Putin por su parte hizo todo lo contrario, anuncio que no tenía inconvenientes en hacer una conferencia de prensa conjunta e incluso admitió con enorme paciencia didáctica durante casi una hora, la presencia de periodistas estadounidenses en su  conferencia de prensa con preguntas ridículas del tipo ¿cómo podremos confiar en usted si no es confiable? ¿Por qué está preso Alexy Navalni? ¿Piensa invadir Ucrania? cerrando el encuentro cual torero, contestando la requisitoria de una periodista estadounidense, cuando la conferencia ya había concluido, la que decía trasladarle una pregunta de su hija de 9 años que estaba preocupada por Rusia.
 
Al final del día, el anuncio de la recomposición de relaciones diplomáticas bilaterales plenas, fue el tema público más trascendente.
 
Se recuerdan pocos antecedentes de una accionar tan deslucido y un diagnóstico tan desafortunado del Departamento de Estado en reuniones como esta. Tal vez haya que remontarse al préstamo angloamericano a la Alemania de Hitler en 1935, cuando le transfirieron infernales tres mil millones de dólares en oro, para que Hitler contuviera al “comunismo stalinista”.
 
Huelga comentar el resultado histórico. Hitler conformo la maquinaria militar nazi y Rusia puso 20 millones de muertos para evitar el triunfo del nazismo y asegurar la “libertad occidental”.
 
Las élites gobernantes de Estados Unidos están totalmente desorbitadas con la asociación estratégica Ruso China y con su creciente influencia positiva en América Latina.
 
Pero su verdadera pesadilla es que en este marco, Alemania y la Unión Europea como vimos en el último G7 asuman finalmente la decadencia de Estados Unidos y su imposibilidad de ofrecerles soluciones, además de promesas.
 
Hoy nuevamente la Federación Rusa parece dispuesta, en aras de la Estabilidad Estratégica y de la Seguridad Cibernética Nuclear Global, a proteger a Estados Unidos de sus propios fantasmas y de sus innumerables errores.
 
Eso solo ya es una buena noticia para el mundo entero y obviamente para América Latina como parte de él.