Santa Fe, Jueves 21 de noviembre de 2024
22-05-2008
Así se expreso hoy, el legislador provincial, quien había cuestionado el intento de la ex Secretaria Maria Bressa, de permitir la incorporación de represores al Plan de Protección de Testigos. El programa Verdad y Justicia creado por el Gobierno Nacional para dar respaldo estatal y preservar la integridad de las victimas del Terrorismo de Estado, protege a los querellantes y testigos en causas judiciales contra genocidas, y no contempla, la convivencia en el mismo, con los acusados de delitos de lesa humanidad
Brignoni señaló “...es muy importante haber evitado esta pretendida reimplantación de la “teoría de los dos demonios” en el ámbito institucional de nuestra provincia, y ha sido una buena decisión del Gobernador Binner reemplazar a la señora Bressa. La impunidad que aún padecemos, ha venido de la mano de la “teoría de los dos demonios”, y la justicia aún pendiente no puede permitir igualar a represores y reprimidos .Si en nuestro país hemos avanzado como avanzamos hasta hoy, en términos de juicio y castigo para algunos de los genocidas, es porque hemos sido capaces de ir reconstruyendo una memoria popular distinta a la que nos indujeron a partir de esa “teoría de los dos demonios”, que pretendió instalar una visión que negara el genocidio, y que presentara la historia reciente de nuestro país, como la lucha facciosa de dos fuerzas antagónicas, minoritarias y ajenas a la “ejemplaridad” de la sociedad argentina. Esta explicación falsa adquirió a través de los años formas diferentes, con la sanción de las leyes de punto final, de obediencia debida, y con el dictado de los indultos menemistas. Su ideario retrogrado sobrevive aún en reducidos grupos y tiene circulación entre la academia y entre la opinión pública. Se la encuentra todavía en discursos de gobernadores e intendentes, en reportajes a intelectuales, en el análisis de escasos cientistas políticos, y también se la puede observar en algunos desacertados intentos, como en esta fallida modificación del Programa de Protección de Testigos, que pretendía igualar el trato de victimas y victimarios...”. El legislador continuó “...nuestra democracia nació renga en 1983, y a pesar de esfuerzos destacables en procura de saldar lo ocurrido, y sin pretender responsabilizar a un solo Partido Político, a partir de mantener una visión crítica del comportamiento de muchos de ellos durante esos años, es necesario recordar que la “teoría de los dos demonios” como construcción conceptual arranca por entonces. He destacado en muchas oportunidades la valentía del Doctor Alfonsín de mandar a Juicio a las Juntas Militares, pero también es importante recordar que el decreto que impulsa esta decisión, el Número 158 del 13 de Diciembre de 1983, esta precedido del Número 157, del mismo día, que ordenaba la persecución judicial de algunos militantes de las organizaciones revolucionarias de las décadas del 60 y el 70. Solo después de esa decisión, se ordena la acción judicial contra los miembros de las tres primeras juntas militares y algunos otros notorios jefes represivos. Esa correlación histórica nos da una explicación sobre lo desafortunado de aquel concepto. El elemento más trascendente de lo nefasta que ha sido en términos prácticos la “teoría de los dos demonios”, se expresa en la necesidad de la negación de la propia condición política que han tenido que llevar adelante los sobrevivientes al genocidio. Finalizada la dictadura, quienes estaban con vida y tenían una historia militante detrás, necesariamente tuvieron que ocultar esa historia porque asumirla públicamente, con su práctica política consecuente, los hacía pasibles de ir a la cárcel. No esta demás recordar hoy, que hasta el poeta Juan Gelman, reciente premio Cervantes, fue perseguido judicialmente en democracia...”. Brignoni recordó que “...casi 25 años después de aquellos años, la Democracia Argentina empieza a juzgar globalmente a los asesinos. El propio general Balza, cuando fue Jefe del Ejército, señaló con una honestidad intelectual que se debe respetar, que no existe la obediencia debida, que hay órdenes inmorales que no se deben dar, y que si no se pueden dar, mucho menos se deben obedecer. Hasta el manual de la Wermacht, el ejército alemán que peleaba en 1940 a las órdenes de Hitler, admite el no cumplimiento de órdenes inmorales. Esta “teoría de los dos demonios”, que mucho tiempo vimos como la teoría de la impunidad, empezó a desarmarse, y está claro que al desarmar la teoría que le daba sustento ideológico y político a las leyes de Punto Final, Obediencia Debida y a los Indultos, que inmoralmente fueron otorgados no solo a Genocidas, sino también a compañeros asesinados y desaparecidos por ellos, en el marco de un vergonzoso decreto común, se han logrado éxitos en el lento y perseverante camino de Juicio y Castigo a los Culpables. En esa lucha contra la impunidad, felizmente Santa Fe decidió seguir ese camino, y esta desafortunada iniciativa, ya forma parte del pasado...”.