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05-01-2013

Alexis Tsipras en Argentina

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El líder de Syriza, la formación política griega que se opone al ajuste salvaje que impulsan en ese país la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, visito nuestro país junto a una delegación de primer nivel de su fuerza política. En distintas reuniones de trabajo con funcionarios del gobierno argentino y organizaciones de la comunidad, Tsipras elogió el modelo político de crecimiento económico implementado en la Argentina desde 2003 y se mostró muy interesado en la experiencia llevada adelante aquí para afrontar la crisis económica europea, al considerar que Grecia desde 2012 está pasando por la misma crisis y quizás peor, que la de Argentina hace 10 años

Tsipras consideró “…después de este viaje a la Argentina terminamos mucho más sabios. Estudiamos con detalle el proceso que se dio durante y después de la crisis. Vimos similitudes y también diferencias. De parte del Fondo Monetario Internacional las recetas son iguales en Grecia de lo que fueron en la Argentina. También fueron iguales en ambos países los medicamentos. Iguales y vencidos. Fracasaron. Nos llevaron a la catástrofe. El paciente griego internado en una cama europea está en coma. Todos los tubos y los medicamentos lo ligan al corazón de Europa. Es complejo entonces para nosotros. Si el paciente en coma muere, parece que la Eurozona tampoco puede sobrevivir. Por eso digo que tenemos similitudes y diferencias entre la Argentina del 2001 y la Grecia de hoy. Lo que es interesante es cómo presentan el ejemplo de la Argentina en Europa los sectores más ligados al sistema financiero. La Argentina es el ejemplo de un país que le dijo no al sistema financiero mundial y sobrevivió con crecimiento y distribución. Los sectores financieros de Europa distorsionan lo que ocurrió aquí. El ejemplo molesta a los círculos financieros. Por eso los centros neoliberales están tratando no solo de distorsionar las cosas en términos ideológicos sino de presentar una trayectoria histórica diferente. Cambian los hechos. Durante nuestra estadía en la Argentina y en los encuentros que mantuvimos, hubo cobertura en noticieros de la televisión griega. Entonces ponían una imagen mía encontrándome con un dirigente argentino y, en pantalla partida, mostraban ejemplos del corralito argentino y la gente golpeando las persianas de los bancos. El mensaje es claro de parte del poder europeo: “Sigan el camino que les propone la izquierda griega y llegarán a la bancarrota como en la Argentina”…”.

Tsipras consideró también “…primero debemos ver qué hay de parecido en cada país y en cada coyuntura histórica. La negociación de su deuda que llevó a cabo el Estado Argentino después de la crisis es un ejemplo para estudiar y examinar. En los próximos años seguramente esto va a ser un tema en las facultades de ciencias económicas de todo el mundo. Eso prueba que cuando hay un acreedor y un deudor, los dos están en situación difícil. No uno solo. La propia negociación lo demuestra. Pero yo veo otros puntos positivos más allá de la reestructuración de la deuda. El desarrollo económico argentino posterior a la crisis aguantó aunque el país quedó fuera de los mercados de préstamo. Aguantó porque contó con una base productiva amplia, y exportadora. Soportó porque desde un principio pudo revitalizar la economía interna y cubrir las necesidades del pueblo. En su segunda fase las exportaciones fueron importantes y garantizaron el crecimiento del Producto Bruto Interno. Pero también hay que tener en cuenta que cuando la Argentina pasó por la fase de crecimiento alta, el crecimiento global también era alto. Y además todo ocurrió dentro de una coyuntura regional sudamericana positiva. Nosotros en Grecia no tenemos ninguno de los dos puntos positivos. Ni crecimiento global ni coyuntura regional favorable, pero al mismo tiempo tratamos de hacer de la necesidad virtud. Con esa visión participamos dentro de la Zona Euro. Grecia tiene solo el 2,5 por ciento del PBI europeo y a la vez está en el centro de la opinión pública mundial. Esto no pasa, claro, por el hecho de que todos se preocupen acerca del sufrimiento del pueblo griego. El temor es el efecto dominó, ya que si Europa sigue así, el principal país que pensará en salir de la Zona Euro es Alemania. Eso quiere decir que un pequeño país como Grecia puede ser una piedrita capaz de romper esa máquina gigante del motor neoliberal. Por eso sufrimos un ataque frontal a nivel mundial en las últimas elecciones. Auguraban que vendría el caos si nosotros ganábamos. Quizá pueden aguantar mínimamente un escenario post neoliberal en Sudamérica, pero no lo pueden aceptar en el núcleo duro de Europa. Por ende nosotros nos preparamos para un gran enfrentamiento. Hemos dicho claramente que desde el gobierno vamos a romper con los tratados de austeridad. Seguiremos en ese camino aunque nos corten los préstamos. No es un chiste. Lo vamos a hacer. Pero necesitamos el apoyo popular de nuestro país y de los gobiernos del mundo que crean que hay otros paradigmas más allá del dogma neoliberal. El sistema está asustado con la salida política. No es lo mismo romper un banco, romper un cajero electrónico, que plantearse gobernar Grecia. Romper fortalece al sistema. En cambio la actitud pacífica y política sí les marcó un alerta. Hay que tener en cuenta que estas reacciones espontáneas y masivas derivaron en la caída de dos gobiernos. Pero en cambio, los bancos quemados y las pequeñas propiedades quemadas no dieron resultados políticos de mejora al pueblo griego. Es muy simple: con los incendios, el gran capital encontraba un pequeño comercio para llorar. Hemos trabajado mucho para que la gente espere cambios políticos agudos y ponga su esperanza en un enfrentamiento político con más resultados. Por eso en las dos elecciones en mayo y en junio no pudimos ganar, pero crecimos mucho y hemos podido genera un amplio consenso sobre la necesidad de reemplazar  al gobierno neoliberal por vía democrática. Tenemos una responsabilidad de la cual somos conscientes: una gran parte de la población puso sus esperanzas en el proyecto alternativo y debemos reforzar esa meta. La gente espera de nosotros muchísimas cosas y nosotros abogamos porque la gente participe. Lo primero que hacemos es decírselo a la gente permanentemente. Y vamos a seguir como antes de las últimas elecciones, con las asambleas populares en los barrios, en las grandes ciudades y en los lugares de trabajo. También pedimos a la gente que asista a las huelgas y sea parte de los movimientos obreros y sindicales que se están llevando a cabo. Al mismo tiempo estamos construyendo una gran red social de solidaridad. La llamamos solidaridad para todos. Dentro de la crisis, cualquier movimiento social es también muy político. Pero queremos crear una conciencia social colectiva. No creemos en la filantropía. Creemos en la conciencia social. Estas redes pueden ser el núcleo de una nueva organización social de masas, que a su vez puede ser el núcleo de grandes cambios sociales y de un nuevo gobierno…”.

Sobre la actualidad europea Tsipras señaló “…Europa está pasando por una fase de transición. Afrontamos la mutación de la socialdemocracia en una fuerza neoliberal pura que nos da mucha tristeza. Deja un hueco político inmenso porque rompe sus lazos de tradición con capas sociales importantes y la clase obrera europea. Son las capas que convirtieron a la socialdemocracia en hegemónica. Syriza nació en gran parte dentro de ese hueco político. En el resto del sur de Europa tendremos esa misma trayectoria, pero con pasos quizás más lentos. Por eso nuestras alianzas europeas comienzan a la izquierda y terminan a la izquierda de la socialdemocracia. Los aliados más fuertes en el continente europeo son los movimientos sociales y los que se convencen cada día más de que la austeridad no es el camino. Ahí comienzan nuestras alianzas con nuevos movimientos políticos y sociales y con mucha esperanza en una nueva Europa que contribuya a un nuevo mundo. Los cómplices del ajuste contra los trabajadores no pueden ser sus representantes históricos en este momento y la socialdemocracia cumple este triste papel hoy en Europa…”