Santa Fe, Lunes 15 de julio de 2024

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03-03-2017

Macri, Cristina y la Incomodidad de la Dirigencia

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Reflexiones sobre el inicio de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional Argentino, a cargo del Presidente Mauricio Macri

Corría el año 2002, y en la Casa de Santa Cruz en Buenos Aires, ante un pequeño, y por cierto poco representativo, grupo de Santa Fe, Néstor Kirchner nos decía “después del 2001, el Sistema Político Argentino va a ser inestable, hasta que no existan dos grandes bloques de izquierda y derecha, armados sobre el peronismo y el anti peronismo, que compitan entre sí”.
 
Casi 15 años después, al escuchar a Mauricio Macri el 1 de marzo, esa reflexión acude a nuestra memoria.
 
El Presidente dejo claro que su pretensión política y electoral, legitima por cierto, es la de representar la histórica agenda de la derecha antiperonista.
 
En el otro extremo de un ring político imaginario, Macri decidió ubicar a Cristina Fernández de Kirchner, con una injustificable apreciación de su parte, al reducir lo hecho en 12 años de gobierno, al supuesto delirio corrupto de un conjunto de fanáticos, solo analizable desde el Código Penal. 
 
Aun en la agresividad de su estrategia, el presidente desnudó algo que ya empieza a ser incontrastable. En la Argentina de 2017, existen dos grandes bloques políticos y sociales, a derecha e izquierda del sistema, con Macri y Cristina como referencias centrales e ineludibles.
 
Lo que paradojalmente los politólogos del establishment, anhelaron durante tanto tiempo, la existencia de “un sistema bipartidista, normal e ideológico”, hoy aparece condenado no solo por ellos, sino por buena parte de una dirigencia, que no comprende en su justa medida, el cambio de paradigma con que funcionará de aquí en mas, nuestro sistema de partidos. El futuro será sobre la discusión de ideas y de propuestas de gestión, lo que hará cada vez menos relevante, la apelación a supuestas valoraciones morales individuales, más afines a la teología que a la política.
 
Durante mucho tiempo, el sistema político de nuestro país, no tuvo referencias ideológicas claras, como si las tuvo en los años del primer peronismo.
 
Aquel chiste de Groucho Marx, de “tengo estos principios, pero si no le gustan tengo otros” se transformó en una descripción de buena parte de la dirigencia, tan cierta como penosa.
A diferencia del sistema de partidos de la Europa de posguerra, tan elogiado por estas pampas, lo que se movía aquí a derecha e izquierda no era el electorado hacia una u otra propuesta, sino los propios partidos, cuyos ejes de trabajo dejaron de ser las ideas y pasaron a ser las encuestas. Esto marcó buena parte del periodo iniciado en 1985, cuya insolvencia conceptual acumulada, desató el “que se vayan todos” del 2001.
 
Una dirigencia acostumbrada durante muchos años a justificar cualquier política y decisión, expresa una extrema incomodidad en un nuevo sistema, cuyas políticas, tanto de Macri como de Cristina, son tan claras como diferentes. 
 
Tanto en el radicalismo, como en algunos sectores del Partido Justicialista esto provoca desorientación, ya que mayoritariamente, las bases radicales han decidido ser representadas por Macri, y las bases peronistas por Cristina, mas allá de cualquier mediación intermedia. Ellos son los lideres reales de las opciones de poder, sociales, ideológicas y aun de clase, de nuestro país en 2017, tan polarizado como siempre ha estado, igual que el mundo, desde la Revolución Industrial para acá.
 
Algunas representaciones sectoriales o subnacionales, probablemente seguirán en tensión un  tiempo más, esquivas de asumir su organicidad hacia algunos de estos dos bloques, pero lo cierto es que Cristina, articulando su liderazgo alrededor del peronismo, y Macri desde la derecha anti peronista de Cambiemos, conteniendo expresiones provinciales, empresariales, y aun de vastos sectores del radicalismo, son los líderes reales del sistema político.
 
Aunque esto le resulte incomodo a mucha dirigencia, solo se modificará por decisión popular, y como vemos hoy, los supuestos reemplazos que se anuncian diariamente en ambos casos, lejos están de existir en la consideración popular, más allá de la ilusión en ese sentido, de cada uno de ellos.