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09-04-2017

Francia Confirma, la Tendencia de Repudio al Establishment Político

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El próximo 23 de abril tendrán lugar en Francia las elecciones presidenciales, y las encuestas existentes, confirman también allí como en el Brexit británico, en las elecciones estadounidenses y en el referéndum italiano, el repudio al sistema de partidos tradicionales, que ha conducido a Europa, neoliberalismo mediante, a la peor condición de vida de sus trabajadores, desde los tiempos de posguerra

Una regresión significativa de la distribución de la riqueza ha hecho que un porcentaje ínfimo de la sociedad ostente la abrumadora mayoría de la riqueza existente, con la complicidad de los principales partidos políticos, tanto en Francia como en toda Europa. El matrimonio de Socialistas y Populares europeos, ha tenido como únicos beneficiarios a los ricos y a sus propias burocracias partidarias, repudiadas mayormente por la ciudadanía, y tapizadas de denuncias de corrupción de todo tipo.
 
Esta elección francesa es un proceso sin precedentes por muchas razones. Participan 11 candidatos y tres de ellos, los más populares, se presentan como candidatos anti sistema: Emmanuel Macron, representa una alternativa directa del poder económico globalizador, atodenominada post estatal y post nacional, y es de hecho y a pesar de su discurso, un gerenciador del accionar de las empresas multinacionales operantes en Francia. Su condición de banquero lo ubica más claramente en esa posición, más allá del esfuerzo de su agencia publicitaria, por ubicarlo como un candidato “neutral”. Su movimiento En Marche, ha sido concebido como el último intento del establishment de evitar un ballotage entre Marine Le Pen y Jean Luc Melenchon, el candidato que más ha crecido en las últimas semanas, al frente del movimiento France Insoumise, heredero de las mejores tradiciones de Liberté, égalité, fraternité, de la política francesa.
 
El hecho de que por primera vez en la historia de la Quinta República, fundada por De Gaulle, ni socialistas ni republicanos tengan expectativas de ingresar al ballotage marca la crisis de representación profunda, vigente en el país galo. La decisión de Hollande de no presentarse  a la reelección y la estrepitosa derrota de su delfín, Manuel Valls en la interna socialista, huyendo después a refugiarse en los brazos de Macron, pintan un cuadro claramente terminal, para este modelo de socialismo neoliberal, que Hollande encarno estos años.
 
La posición aventajada de Marine Le Pen y del Front National no es una novedad para quienes vienen siguiendo la política francesa. La negativa, aun de los partidos tradicionales, de representar la devastadora política pública contra los trabajadores franceses iniciada por Sarkozy y profundizada increíblemente por Hollande, no ha evitado que amplias franjas de la población los ubiquen como responsables de ello. Eso ha hecho que los más humildes busquen opciones desesperadas a la “única alternativa” que ofrece el bipartidismo francés, aun si esa alternativa fuese el Front National. La candidatura del propio Macron, aparece “construida” por el establishment, en las afueras del sistema bipartidista francés, del que nadie quiere hacerse cargo.
 
El ascenso de Jean Luc Melenchon en las últimas semanas, hace que todas las encuestas lo ubiquen en tercer lugar a 4 o 5 puntos de Macron y Le Pen, quienes han descendido en su intención de voto. La existencia de un un alto grado de indecisos que aún no decidieron su voto, empiezan a ubicar a Melenchon, como el receptor natural del voto de tradición socialista y trabajador. Empieza a verse también, un nuevo fenómeno donde votantes de Le Pen y de Macron se desplazan en su adhesión al candidato de la France Insoumise. En el caso de los votantes de Le Pen, buscan en Melenchon una opción de no complicidad con las políticas neoliberale s sucedidas, pero a su vez reconocen en su candidatura un claro compromiso con los valores democráticos franceses. En tanto, muchos votantes de Macron, que tenían como único incentivo para apoyarlo, evitar el triunfo de Le Pen, ven en Melenchon un candidato mucho más comprometido con los valores franceses que un “post estatal neoliberal” como Macron.
 
En realidad la única novedad cierta a lo existente es France Insoumise. Macron es una creación del bipartidismo francés, como consecuencia de la gran crisis de sus formaciones tradicionales, y es fácil ver como el apoyo a su candidatura, de las corporaciones y los medios de comunicación vinculados con ellas, no hace más que confirmarlo. En tanto el Frente Nacional tiene una larga tradición política para nada elogiable, iniciada en las elecciones presidenciales de 1974. Entonces, Jean-Marie Le Pen, el padre del FN y de Marine, obtuvo sólo 0.75 del voto; no obstante, a partir de las elecciones de 1984 para el parlamento europeo, el FN ha participado de manera consistente y ha obtenido en ambos tipos de elecciones , presidenciales y europeas, porcentajes nada despreciables, que se colocan entre el 11 y 18 por ciento que recibió Marine Le Pen en la presidencial de 2012.
 
Faltan pocos días para el escrutinio de primera vuelta y menos de un mes para la segunda vuelta, que tendrá lugar el 7 de mayo. La ilusión de Macron y sus auspiciantes corporativos, de repetir el mismo escenario de 2002, cuando Jean Marie Le Pen se enfrentó a Jacques Chirac, y casi todos los franceses se aglutinaron en el rechazo al FN, empieza a derretirse al calor de France Insoumise y de Jean Luc Melenchon, quienes avanzan a paso firme, para ingresar a la segunda vuelta y disputar con Marine Le Penn, la Presidencia de Francia.
 
La posibilidad de una Sexta República Francesa, conducida por una fuerza política que represente lo mejor de las tradiciones solidarias, democráticas y humanistas francesas, ya no parece lejana. France Insoumise puede logarlo.