Santa Fe, Jueves 12 de diciembre de 2024

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18-10-2017

Ángela Merkel y el Nuevo Gobierno de Alemania

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Nota de opinión sobre el escenario alemán, luego de las elecciones federales al Bundestag y Regionales en Baja Sajonia publicada por el Portal Córdoba Primero
https://cordobaprimero.com.ar/index.php/2017/10/17/merkel-nuevo-gobierno-alemania/

Desde la creación de la República Federal de Alemania el 7 de octubre de 1949, la búsqueda permanente de la estabilidad política ha sido su signo característico, lo que se acentuó, luego de la unificación resultante de la caída del Muro de Berlín, en 1989.

Desde Konrad Adenauer hasta Ángela Merkel, en estos 68 años solo 8 cancilleres de dos partidos políticos, la Conservadora CDU y el llamado Socialismo SDP, gobernaron Alemania.

Ese proceso tuvo en los hechos, variados aciertos económicos que sirvieron de plataforma para reconstruir una nación muy cuestionada política e históricamente, por su adhesión al nazismo en tiempos históricos no tan lejanos.

La Alemania de la posguerra supo encarrilar conflictos de todo tipo con relativo éxito político: la sucesión de Adenauer; la renuncia de Willy Brand; la superación de la crisis de petróleo llevada adelante por Helmut Schmidt; el conflicto interno con la Fracción del Ejército Rojo (RAF); y la caída del Muro con la desaparición de la RDA y la posterior unificación de Alemania, administradas por Helmut Kohl.

Gerhard Schroeder, el último canciller denominado socialista, llevó adelante la unificación total de Alemania, el consecuente traslado de la capital Federal de Bonn a Berlín, y la adecuación macroeconómica con el euro.

Ángela Merkel hace ya muchos años, tomó un país encaminado en lo político, económico y territorial. Lo hizo con mano firme, pero con un dogmatismo ideológico en lo económico y monetario, que empieza a pasarle facturas, con la crisis actual de la “austeridad europea”.

La falta de debate tanto en la CDU como en el SPD proclamando el neoliberalismo como “la solución final” a los problemas europeos, los fue alejando de la abrumadora mayoría electoral que representaron, hasta ubicarlos en la última elección del 24 de septiembre, apenas por encima del 50 por ciento de los votos, en la sumatoria de ambas performances sumadas, las peores en muchísimos años de ambos partidos.

La posición determinista de Merkel y el acompañamiento acrítico de los Socialdemócratas en su continua apelación a la idea de que “no hay alternativa” desencadenaron el surgimiento de alternativas políticas que pusieron en debate el formato bipartidista alemán, y un nuevo movimiento de extrema derecha occidentalista, apareció a la derecha de todos: el AfD. La Alternativa for Deutschland.

El AfD es hoy la tercera fuerza en Alemania -con 92 parlamentarios- y la segunda en la antigua República Democrática Alemana, donde la elección de Merkel ha sido muy mala, y donde los socialistas solo obtuvieron el cuarto lugar detrás de Merkel, la AfD y el Die Linke, el Partido La Izquierda, que representa en Alemania a la Nueva Izquierda Europea que lideran Melenchon en Francia y Podemos en España y que plantea como el eje de su propuesta, el abandono de lo que denominan “austericidio” y la vuelta al Estado de Bienestar.

Decir que AfD es hoy un partido neonazi resulta apresurado, sobre todo por las connotaciones de esa denominación en Alemania. Es indiscutible que es un movimiento ultraconservador, sin liderazgo unificado, nacionalista e islamófobo, que propicia la economía neoliberal y que sostiene una idea de Unión Europea desde los Estados Nacionales sin intervención de Bruselas.

Esta dispersión electoral por cierto novedosa, con seis partidos ingresando representantes al Parlamento Alemán Bundestag, muestran la debilidad política de Merkel, que se hace más notoria que nunca, y le deja solo dos aliados posibles para formar gobierno. Los Verdes, cuyo líder, Cem Ozdemir, propone el cierre de las minas de carbón; mantener una política inmigratoria amplia y un Ministerio de Finanzas Europeo; y los liberales de Cristian Lindner, que proponen continuar con la explotación del combustible fósil, limitar la política inmigratoria y revisar una política financiera europea. Nada fácil unidad por lo visto.

En este contexto de dificultades, construir una mayoría parlamentaria en el Bundestag, por parte de Merkel, para iniciar su cuarto mandato, no se ve tan sencilla.

La derrota en Baja Sajonia sufrida este domingo 15 de octubre por Angela Merkel, a manos de los socialdemócratas, se agrega a las complicaciones de cara a sus negociaciones para formar Gobierno, que se iniciarán en unos días en Berlín.

Con cerca de ocho millones habitantes, Baja Sajonia es la patria de Volkswagen y una región rica del norte alemán, con Hannover y Wolfsburgo como sus ciudades principales.

En el horizonte también se vislumbra el llamado a nuevas elecciones, para que se aclare el futuro político del país más importante de Europa Continental. Es evidente que lo que se ve por ahora, es la imposibilidad de Merkel de construir una agenda estratégica con desafíos nuevos para Alemania y una idea renovada de Europa, idea muy cuestionada por el deterioro de la calidad de vida en los países que la integran y por el “fundamentalismo neoliberal” que pretende adaptar los desafíos humanitarios continentales a los “excedentes del mercado”.